Esas calles llenas de peatones en Microcentro, son recorridos desiertos para los paseantes nocturnos que buscan una brisa fresca en plazas y grandes avenidas.
Las luces de Puerto Madero invitan a la imaginación a irse a viajes lejanos por el agua.
Altos edificios custodian las esquinas donde duerme algún ángel perdido, y de alguna puerta subterránea sale música que alegra el corazón.
Sentarse a ver el tráfico en el Obelisco es un placer usualmente raro, que adormece al compás de bocinas, frenos y motores.
En las altas ventanas de los rascacielos la brisa corre gentil, llevando los ruidos apaciguados que dan cuenta de que la ciudad nunca duerme.
Nunca falta esa pequeña lucecita que durante toda la noche permanece prendida, esperando el regreso al hogar de los seres queridos.
Buenos Aires a la noche es una ciudad llena de ciudades....
(Propio)
En las altas ventanas de los rascacielos la brisa corre gentil, llevando los ruidos apaciguados que dan cuenta de que la ciudad nunca duerme.
Nunca falta esa pequeña lucecita que durante toda la noche permanece prendida, esperando el regreso al hogar de los seres queridos.
Buenos Aires a la noche es una ciudad llena de ciudades....
(Propio)