5 ago 2013

Pensamientos Urbanos V

Esto de escucharse a sí mismo cuando habla con otro, es una práctica que debería ser recurrente en todos los seres humanos, siempre.
A continuación, y finalizando el presente recital, quisiera transcribir dos trozos de una conversación que tuve hoy a la mañana con una persona cuyo cerebro quisiera extirpar algún día y absorber toda su inteligencia (con amor):

-"¡Hay gente que me tiene allá!"- le dije señalando hacia el cielo. -"Yo no me creo merecedora de ese pedestal. Pero cuanto más lucho por alcanzarlo, me doy cuenta que está cada vez más lejos y que todos los días se aprende, porque yo no creo que me las se todas. ¡Sabes la Cindor que me falta para sabérmelas todas!"-. No sé que pasaba por su mente cuando yo le decía estas palabras, pero luego de unos segundos escuché un "A mí también me pasa lo mismo" y no me sentí tan sola en mi desesperación.

Y en otra parte de la conversación:

-"Tengo el privilegio de conocer a algunas de las mentes jóvenes más brillantes, y al lado de ellos me siento ignorante"- le digo con preocupación. -"Entonces sos más sabia que todos juntos"- recibí por respuesta.

Y para cerrar la conversación:


Me dice, casi que mirándome a los ojos: -"Yo necesito gente como vos (en el grupo) que me guíe cuando estoy haciendo las cosas bien o las cosas mal. Apuntemos alto, juntos"-.

(Propio)

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